SILVESTRE

13/01/2020

Querido Dios& Si pudiese pedir un deseo sería que cada día la entrada en mi diario incluyese el cómo me despierto a tu lado.

Eras el gato negro que vivía en casa de mi abuela, un gato que a los ojos de una niña era muy curioso y especial. Nunca había visto un gato que parecía ir trajeado, un gato igualito a Silvestre. Un gato bastante pasota y al que admiraba cuando pasaba por las interminables estanterías repletas de figuras sin tirar ni una, y lo hacías con tanta calma y tranquilidad.

Lo que yo no sabía es que un día serías especial, muy especial, de una forma única para mí.

No sé cuándo paso, no sé cómo lo hiciste, pero fue algo totalmente natural. Empezaste a volverte inseparable conmigo.

Mirase donde mirase siempre te tenía dentro de mi campo de visión; pidiendo comida, mimos, exigiendo tumbarte en mis deberes, dentro de mi mochila, encima de mí& Prácticamente eras parte de mi sombra en casa.

La definición que tenía de ti había cambiado. Ahora eras Silvestre, mi gato. Tu apego a mí, el cual nació de un día para otro, hizo que se refiriesen a ti con ese nombre.

Yo no te había elegido, no te había obligado a estar conmigo, no te lo habría impuesto.

Tú eras libre de elegir y siempre me elegías a mí, y sin darme cuenta yo empecé a elegirte a ti también. Tú me buscabas al principio, pero llegó un punto en que no eras tú, éramos nosotros.

Lograste muchísimas cosas; hiciste que los rinconcitos de la casa que nunca habían tenido un significado especial lo empezasen a cobrar gracias a tu presencia.

También rompiste el mito de que los gatos eran horribles compañeros, ariscos y pasotas.

Te convertiste en una manía, una necesidad, una costumbre& Eras el gato del que siempre tenía alguna anécdota nueva que contar.

Siempre eras lo último que quería ver antes de salir de casa, así como lo primero que quería ver al llegar.

Aquel gato que antes observaba como un mero espectador me había hecho subir al escenario. Ambos éramos protagonistas. Tú de mi historia, y yo de la tuya.

Una historia que ha durado 21 años. Muchísimo. Y estoy segura de que te habría gustado alargar un poco más la función, después de todo lograste que amaneciésemos juntos en esta década.

Hoy puedo escribirte con lágrimas en los ojos que éstas no son capaces de llegar al suelo, todas caen y mueren en la sonrisa gigantesca que me han dejado los buenos recuerdos a tu lado.

Silvestre, el único gato que ha sido capaz de ganarse un rinconcito especial en mi corazón. El gato que se volvió especial por su forma de ser, por sus manías y por sus ronroneos mágicos con efectos somníferos.

Muchísimas cosas se van, otras se quedan, solo quiero que sepas que en este segundo grupito están los recuerdos a tu lado y la estima que te tengo. Cuida el trocito de mi corazón que llevas contigo.

Ah, querido diario& Hoy te escribo con el corazón en vilo que mi sueño no se ha cumplido.

Hoy, atea de mí, le pido al Señor que estés en la nube más mullidita del cielo. Te mereces eso y más.

No soy la única que se acuerda de ti, todos somos un poquito más grises ahora que no estás, el silencio que reina en casa se vuelve especialmente pesado si recuerdo que ahora te podría estar escuchando.

Simplemente, gracias por todo.

 

Te quiero muchísimo- Rosa.