ANUBIS

11/08/2017

ANUBIS

Día a día, poco a poco y en silencio el mal te ha ido consumiendo, apagando tu vida, aplacando tu fuerza y anclándote en un dolor permanente y agónico.

Mi presencia te ha acompañado hasta el desenlace final, mis caricias y mis besos han apaciguado tus lamentos, y, mi llanto a veces pausado y otras histérico, te han mostrado mi angustia y mi dolor.

Ahora no encuentro calma para apaciguar mi pena.

El cielo lloró por tí justo antes de tu partida, el sol luchó contra las nubes para iluminar tu ascenso y yo me rompí al escuchar tu silencio, un silencio que me ahoga.

Y, sin embargo, tu dolor ha terminado, tu ausencia revela la nostalgia del anhelo, del recuerdo, del amor perdido, del brillo de tu mirada, del suave roce de tu pelo y la tranquilidad robada de tu ronroneo.

Como un Dios egipcio, eterno, a las puertas de otro mundo esperas el día de nuestro reencuentro.

ANUBIS, mi pequeña pantera maulla en el firmamento para mostrar tu presencia, y yo gritaré al viento para que sepas cuanto te quiero.