PINKY

31/07/2016

No estás en tu sillón de siempre, ni en tu cesto de siempre. No comes, no bebes, no ronroneas. No te tumbas al sol sobre la alfombra en invierno ni en verano bajo los helechos. Ya no te paseas por la casa, negro sobre blanco, como un poema con cuatro patas. Tu latido acompasado ya no marca el ritmo de nuestros días y noches. Has vuelto a nacer en la Luna, pequeñito y travieso, como cuando te mecimos entre girasoles, aquel verano del 99 en que tú lo eras todo.

Vuela, querido Pinky, a retozar en la hierba, a perseguir a los pájaros, sé libre al fin.